3 instancias de juventud equivocada
1- El otro día, en la playa, el Leopoldo armaba un castillo de arena con una niña más pequeña que él. Ella insistía, inteligentemente, en que hicieran una canaleta para que el agua que viniera de las olas se metiera al foso del castillo. El Leopoldo no quería. Yo, que estaba escuchando la conversación, le dije al Leopoldo que le hiciera caso a la niña, que ella tenía la razón (consejo que probablemente repetiré muchas veces a lo largo de su vida). La niña, después de escucharme, le preguntó al Leopoldo “es tu hermana?”, y él le dijo “no, es mi mamá”, a lo que la niña respondió con una cara de asombro infantil exagerado.
2- Con mi sobrina fuimos a ver 50 Sombras de Grey. Ella tiene 21, una década menos que yo, pero la pasamos muy bien juntas. Cuando compramos las entradas, la niña del cine nos dijo con cara de suspicacia “son mayores de 18, cierto?” a lo que respondimos con risas y creo que yo incluso le agradecí por su duda. En el caso de mi sobrina no son muchos los años que lleva pudiendo ver películas para adultos sin que alguien se lo impida. En mi caso son muchos los años de cine sin restricciones así que realmente creo que la niña lo dijo casi de broma.
3- Hoy día estábamos almorzando en familia en un restorán chino. El Leopoldo fue al baño y una señora que estaba sentada sola cerca de nosotros me dijo si me podía acercar un poco. Lo que tenía que decirme era que yo no podía dejar que mi hijo fuera solo al baño, porque hay gente mala en el mundo y que un pedófilo puede arruinar la vida de un niño en un segundo si la mamá no está pendiente. Que ella era más vieja y se daba cuenta de la maldad de la gente, que yo a mis 21, 22 años seguramente confiaba mucho y eso no estaba bien. De todas las veces que en esta semana me han confundido por alguien más joven, ésta fue la única en la que no lo consideré algo afortunado.
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