Hace un año

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Hoy día el Félix casi gateó. Ya se mantiene en cuatro apoyos y hace el amague de avanzar, pero aún no avanza con firmeza. Me emocioné tanto cuando lo vi casi-gateando que empecé a aplaudir. Lo distraje y perdió la posición.

Hace 3 días el Félix cumplió un año. Sin embargo, no parece de un año. Parece de 9 meses, que es su edad corregida. Y tampoco tanto, porque a los 9 meses muchos bebés ya gatean, por ejemplo. Afortunadamente, en algún momento de este año decidí, o más bien intuí, que debía dejar de comparar y de esperar y de medir y de presionar. Que eso no iba a funcionar con el Félix. Y de pasada caché que tampoco funciona con el resto de las cosas. Que simplemente hay que trabajar duro y esperar lo mejor.

El cumpleaños del Félix me produjo sensaciones encontradas. Por una parte quería celebrar que habíamos sobrevivido. Que estábamos todos vivos, sanos, y felices, un año después de haber estado enfermos, tristes y asustados. Quería celebrar, pero no podía sacudirme la tristeza que sentía al recordar que hacía un año me había pasado lo más terrible que me ha pasado en la vida. No podía sacarme de la cabeza las imágenes de ese día confuso y decisivo. Sí, era su cumpleaños. Pero seguía deseando que ése no hubiera sido su cumpleaños. Y lo supe, cierto como mi nombre: muy dentro mío hay algo triste y asustado que aún no ha sanado.

Y que quizás nunca sane. Y eso está bien.

Cuando le hablé de este sentimiento a mis más cercanos, muchos no me entendieron. Me sentí culpable. ¿Estaba siendo egoísta por la pena que me producía el aniversario de mi tragedia? ¿Sería mejor sentir sólo felicidad y orgullo por mi hijo y sus avances? Volví a buscar en internet qué decían al respecto distintas mamás que escriben sobre sus hijos prematuros extremos. Y ahí estaba: a ellas, a todas ellas, les pasaba lo mismo. Consuelo. El mismo consuelo que encontré cuando googleaba términos médicos y diagnósticos en esos primeros meses del año que se cumplía. Esos meses que el Félix estuvo hospitalizado, terminando de hacerse.

Esos meses que me cuesta tanto contar como parte de su vida.

Quizás sienta felicidad sin peros cuando se cumpla un año desde que llegó a la casa. O cuando se cumpla un año desde que debió haber nacido. Quizás a medida pasen los años, el día en el que nació deje de ser una herida y pase a ser una marca. Algo que que ya no duele pero que siempre está. No sé.

Hace un año el Félix nació, hoy día casi gateó y es eso en lo que prefiero enfocarme. Hoy día. Y aplaudirle, aunque lo distraiga. Trabajar duro. Esperar lo mejor.

5 Comments

  • Fabiola Paz

    02/06/2015

    Eleonora; no te imaginas cuánto te entiendo! Soy la mamá de Lucas (mamás UCI) y siento muy parecido respecto al primer cumpleaños de mi guagua. Es verdad, hay q celebrar la vida, o la sobrevida que hemos podido lograr con tanto esfuerzo, angustia y dolor. A veces pienso -y me siento culpable por ello- que no hay mucho q celebrar…cuando en realidad no debería haber nacido cuando nació y q gracias a eso, hemos pasado un año lleno de dificultades de salud, siempre con miedo, siempre alertas, siempre angustiados. Que quizás, si hubiese nacido cuando debía nacer, nada de lo q estamos sufriendo hubiese pasado…sería un niño de buen peso – no desnutrido como está hoy-, tendría su sistema digestivo maduro, sería un niño grande y no un PEG como sigue siendo, pues aunque su edad corregida sea de 9 meses y medio, es como un bebé de 6 meses muy menudito.
    Son tantas cosas las q me cuestiono y tantas las culpas q me persiguen a diario…creo q tengo q empezar a aceptar y soltar lo q no hace bien…espero lograrlo algún día, porque sí: Ya va a ser un año, y hay q celebrar su llegada, pero tb se q está siendo aún, el año más difícil y doloroso de toda mi vida .
    Un abrazo.

  • Roxy

    05/06/2015

    Por alguna razón llegue a ti, Creo que fue por una foto que vi en instagram de tu guagua prematura, como la mía que había nacido en enero de ese mismo año. Te leo y me identifico, el día de su cumpleaños estaba trabajando, me felicitaban mis compañeros y caían mis lagrimas, sólo recordaba lo que había pasado las semanas antes, el día del parto y los días de angustia posteriores. La culpa por sentirme así aparecía nuevamente, aún me siento egoísta por sentirme así y no sentirme plenamente feliz por que mi hija cumplía un año.
    Solo nos queda esperar que con el paso de los años ya eso no sea lo principal, y sabes…yo creo que así será. Cariños y un abrazo para ambos 🙂
    (lo que me pasó a mi http://nabikabunk.blogspot.es/1428667137/primera-parte-del-cambio/)

  • Coté Martínez

    15/06/2015

    Y sí lo celebras todo? El día que nació, el día que llegaron a la casa, el día que debió nacer? Desconozco que se siente tener un hijo prematuro, pero sé lo que es tener un hijo y el amor, la felicidad, la preocupación que nos genera. Feliz cumpleaños a Felix (igual yo creo que para bien o para mal, el Felix decidió nacer ese día) un abrazo.

    • admin

      16/06/2015

      sí, al final eso vamos a hacer, celebrar todo 🙂
      gracias <3

  • Karen

    12/08/2015

    Hola Eleonora, acabo de leer esto y sentí la necesidad de escribirte. Yo tengo una hija, no nació prematura y ya tiene 7 años, pero estoy en esa lucha de la perfección colegial, de los 7 y esa batalla silenciosa que muchos papás llevan por querer demostrar que los hijos son mejores que los otros. Puros logros externos y de lo de adentro, bien poco la verdad. Las personas estamos locas por el éxito y es triste que esa necesidad de ganar las enfoquemos incluso en nuestros hijos. Hablo de “nosotros” pero debería hablar de “ellos” porque trato de alejarme cada día más de esa forma de vida. Me acordé que mi hija no caminó hasta el año y medio y se sacó los pañales después de los 3, habló bien casi a los 5, pero es una niña dulce, cariñosa, respetuosa, que ama a la gente y se preocupa de no dañar a nadie, ni con palabras ni con acciones. Ya no me preocupa que sea la mejor y primera en todo, pero es difícil salir de ese paradigma. Animo con las expectativas ajenas, al final, las que amamos de corazón lo único que queremos son hijos felices y lleno de amor, mejores personas en el mundo. Abrazos, tu hijo es maravilloso.

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