Cuando una amiga se va
La Daniela llegó de sorpresa, a decir adiós. Nos habíamos despedido ayer, y a pesar de que fue rápido, alcanzó justo para ser también muy triste. Me había dicho que no iba a poder verme hoy, pero llegó. Yo estaba tratando de hacer dormir al Félix, y sonó el timbre y era ella. Traía flores. Tomamos té con medias lunas, sentadas en el lugar favorito de mi casa, una ventana grande en el living donde llega la mejor luz.