Cuarenta
A las mujeres nos mienten y por eso yo vengo a decir la verdad. Nos mienten para que gastemos nuestros sueldos (todavía bajos en comparación a los de los hombres) en cremas, tinturas, tratamientos, fajas, ejercicios y todo tipo de aparatos que escondan los signos de la edad, bajo la incuestionable idea de que “vieja” es un insulto.
Vemos venir cada cumpleaños con una mezcla extraña de temor y vergüenza. Decimos “gracias” cuando piensan que somos más jóvenes o derechamente mentimos cuando nos preguntan nuestra edad.