Víctor – Ejercicio #1

El día en el que los papás de Pablito fueron con él al colegio, fue el peor día en la vida de Miss Marcela, su profesora jefe. Ese jueves ellos debían reunirse -padres y profesora- para hablar de Pablito y su evolución en el colegio. Quedaron de reunirse a las 8, sin embargo después de una clase entera y medio recreo Miss Marcela aún no llegaba.

Pablito, quien no estaba nada de contento con la presencia de sus papás en el colegio, los descubrió esperando, sentados en el patio chico, y justo cuando se acercaba a decirles que por favor se fueran, llegó Miss Marcela, despeinada y hablando muy rápido algo que Pablito no alcanzó a escuchar.

Vio que sus papás se paraban y los 3 partían en dirección a la sala de reuniones. Pablito había escuchado el timbre que significaba “vuelve a clases”, pero sabía que sus papás y su profesora iban a hablar de él. Necesitaba escuchar qué era lo que iban a decir, y gracias a muchos recreos jugando a la escondida, sabía exactamente desde dónde podría ver y escuchar todo lo que pasara en la sala de reuniones.

Cuando finalmente logró la posición perfecta lo primero que vio fue a Miss Marcela llorando. Sintió en su estómago lo mismo que sentía cuando en la tele pasaba por los canales que su mamá le prohibía ver. Miss Marcela, entre sollozos, decía que la perdonaran, que perdonaran su tardanza pero que había tenido que ir a dejar a su hijo, Víctor, al colegio, porque su marido, que era quien lo hacía todas las mañanas, no había podido hacerlo, porque su marido se había ido, porque no sabía donde estaba, que la perdonaran, que la perdonaran.

Pablito, repentinamente asustado, decidió no escuchar más y escapó de su escondite. Sin embargo, mientras atravesaba la multicancha, el susto dio paso a la desilusión: no estaban hablando de él y si lo hicieran, ya no estaba ahí para escucharlo. Pensó en volver, pero no lo hizo, así que caminó hacia su sala donde no lo dejaron entrar.

Esperó en el patio chico tratando de pensar en todo lo que sus papás podrían decir: que era bueno, que a veces era desobediente, pero que se bañaba todos los días y que ahora comía esas cosas rojas oscuras que saben a tierra. Trataba de pensar también en todo lo que la profesora podría decir: que leía más rápido que la mayoría de sus compañeros, y que hacía muchas preguntas en clases, lo que parecía estar bien.  Trató de pensar en todos los adjetivos (había aprendido esa palabra hace poco) que podrían usar para describirlo.

Sin embargo un minuto antes de que llegaran sus papás y Pablito corriera a abrazarlos, lo único en lo que realmente pensaba era en un niño llamado Víctor que nunca antes había visto. Y siguió pensando en él, mientras veía a sus papás salir del colegio, de la mano, juntos. Y siguió pensando en él mientras la Miss Marcela, con ojos hinchados y aún despeinada, les enseñaba a conjugar verbos en la segunda hora de Inglés.

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