Cuando leí el artículo de hoy en “viernes” me caiste mal. Lo leí porque soy madre, pero para sapear sólo porque odio la hyper conexión all around, odio que la gente se exponga tanto. Leí el artículo, me dio pena por lo de tu hijo Félix y todo, pero me quedé con el bichito y busqué tu blog. Tengo que decirte que lo que sentí fue infinitamente distinto. Acá me vi reflejada en lo que escribes, sobre todo en esas cosas tan íntimas y tan infantiles (creo que es una nueva y más bonita forma de ser adulto) que valen la pena compratir. Aunque uno no se “conozca”, se conoce y se apaña, con esos buenos deseos que te mandan otros “extraños”, y que si bien uno no es ni creyente ni místico, hacen bien. Yo también me dediqué a lo que tú y tengo también hijos (dos prestados y uno de mi guata), también sueño con tener tiempo para ellos y trabajar en lo que me gusta -lo justo y necesario- para hacerlos feliz. Me hizo bien leer tu blog, sentí justo lo que tú profesas, esa compañía virtual que hace bien.Prometo nunca más ser prejuiciosa. Te mando un abrazo apretado y mucho amor para tu hermosa familia.

Compré tu libro, y me gustó mucho. No creo que sea necesario dar razones, solo quiero felicitarte. Me alegro mucho por ti. Sigue aprendiendo, cariños.