Enferma
El otro día pedí hora para 3 doctores. Todos en la misma semana. Del Lunes al Miércoles. 3 doctores. Uno se apellida Pardo Gutiérrez, y lo elegí porque mi segundo apellido es Pardo y el primero de mi hijo Gutiérrez. Otro se apellida Cabezón Gil, y lo elegí sólo porque pensé que si termina convirtiéndose en mi doctor para siempre, me voy a reír cada vez que diga su nombre, el nombre del doctor Cabezón Gil. El otro doctor tenía un nombre cualquiera.
Luego, cuando vi mi agenda de esa semana llena de espacios ocupados con doctores, me llené de esperanza y pensé que ojalá ellos, los elegidos pos sus nombres, sean los que logren encontrar y erradicar esa enfermedad silenciosa que yo sé que me está llevando a la muerte (más pronto que tarde, obvio). Y finalmente pensé que quizás el único doctor al que le debería haber pedido hora es el sicólogo.
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