Ilimitado
Félix:
Ahora estás durmiendo en nuestra cama, pero un día, hace tiempo, cuando aún no salías de la UTI, dormías en mi falda.
Yo te miraba, con ambas manos en tu cabecita. Y te amaba. Te amaba profunda y activamente. Y pensaba en que era capaz de hacer lo que fuera con tal de mantenerte sano, mantenerte feliz, mantenerte con nosotros. Que no habían límites.
En ese entonces lo máximo que podía hacer era sacarme leche cada 4 horas para llevártela y que otros te la dieran.